Sopa de puerros
La sopa de puerros es una receta clásica de la cocina europea, especialmente popular en países como Francia y el Reino Unido. Es una sopa reconfortante y delicada, que destaca el sabor suave y ligeramente dulce de los puerros, una verdura de la familia de las cebollas.
Ingredientes:
- Puerros: Son el ingrediente principal de la sopa. Se utilizan principalmente las partes blancas y tiernas de los puerros, cortadas en rodajas.
- Caldo de pollo o vegetales: Se utiliza como base líquida para la sopa y aporta profundidad de sabor.
- Papa: Se utiliza para espesar la sopa y darle una textura cremosa. Se pelan y cortan en cubos pequeños.
- Cebolla: Se utiliza para agregar sabor adicional a la sopa. Se corta finamente.
- Ajo: Se utiliza para aromatizar la sopa. Se pica finamente.
- Crema de leche (opcional): Se puede agregar para darle un toque extra de cremosidad a la sopa.
- Mantequilla: Se utiliza para sofreír los puerros y las cebollas.
- Sal y pimienta: Se utilizan para ajustar el sazón al gusto personal.
Preparación:
- En una olla grande, se derrite la mantequilla y se saltean los puerros, la cebolla y el ajo hasta que estén tiernos y fragantes.
- Se añaden las papas cortadas en cubos a la olla y se revuelven para mezclar con los puerros y las cebollas.
- Se vierte el caldo de pollo o vegetales en la olla y se lleva a ebullición.
- Se reduce el fuego y se deja cocinar la sopa a fuego lento hasta que las papas estén tiernas.
- Se retira la olla del fuego y se tritura la sopa con una licuadora de mano o en lotes en una licuadora convencional hasta obtener una textura suave y cremosa.
- Se vuelve a colocar la olla en el fuego y se calienta la sopa a fuego medio-bajo.
- Si se utiliza, se agrega la crema de leche y se revuelve hasta que esté bien incorporada.
- Se ajusta el sazón con sal y pimienta al gusto.
Resultado final:
La sopa de puerros resulta en un plato suave y reconfortante, con una textura cremosa y un sabor delicado y ligeramente dulce de los puerros. Es perfecta para disfrutar como entrante en una comida elegante o como plato principal acompañada de pan crujiente. Se puede servir caliente, adornada con un poco de crema fresca o hierbas frescas picadas para realzar su presentación.